
piel
Pan y Deniz se envían mensajes. Hablan de cualquier cosa, se reconocen en la respuesta ajena, vibran, humedecen, y finalmente se prometen un viaje a la canela: Deniz llama al timbre.
Pan se cerciora de que Deniz tiene hambre, le anuncia que comerán. En su lámpara de vidriera, una vela untada de salvia ha pintado las paredes de granate suntuoso. Entonces, llegan los cítricos y el bizcocho, y Pan y Deniz, en el suelo, comienzan a lamer.
Pan, melena de castañas dulces, le cuenta a Deniz secretos en la lengua de las mandarinas. Deniz, textura en la piel como de leche, escucha con los poros abiertos de par en par y se le excitan las pestañas. Cuerpos gloriosos comparecen, con todos los nervios escurriendo de placer. Lejos de cualquier cosa que tenga formas, a años luz de los espejos, Pan y Deniz bailan y se corren y celebran y saben a moras y a salsas picantes. Y reverberan.

Textos laboratorio de escritura anual: Casa Índigo (Parte 1)