Convoqué a una hija para que haya vida, para que no haya muerte
Por la potencia expansiva de mi cuerpa
Para aprender vulnerabilidad y ternura en la práctica
Para jugar
Porque creo que voy a criarla de forma satisfactoria (para sí misma y su ecosistema)
Para leerle todos los cuentos del mundo
Como un brindis de alegría y plenitud (sé que no vale, sé que hay reverso)
Porque podía
Por lo mismo que no me abstengo de votar, para hacer contrapeso, porque los batallones de odio y muerte seguirán votándose y reproduciéndose
Para apapachar
Contra el silencio que se cierne sobre todo esto
Para cuidar
Como venganza por no haber sido cuidada casi
Por la belleza y contra el mal
Porque me la encontré al final del ovillo de la materia mental con que tejo
Para responder a mil preguntas
Porque había tantos motivos por los que sí y por los que no, que me cansé de pensar y dije vale
Porque suelo decir que vale casi siempre
Para asestarle a la violencia un olvido de calor y carne
Para alejarme-acercarme a morir
Como excelso gesto de creatividad máxima
Porque me palpitó por dentro.
Ya, tampoco a mí.
Sigo buscando.